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No cabe duda de que la Educación está en el centro del debate, y de que los cambios en los próximos años en nuestro sector se van a suceder a un ritmo vertiginoso, de forma que dentro de diez años nada será igual a lo que hoy conocemos; una sociedad como la actual difícilmente va a poder permitirse un sistema educativo basado en los parámetros de una sociedad que nada tiene que ver con la de hace diez años, al menos en términos educativos. De la misma forma la superación de esta crisis supondrá cambios en todo tipo de paradigmas; por ello cuando oigo y veo tertulias radiofónicas o de televisión, rememorando viejas soluciones a problemas totalmente nuevos, me parece que en primer lugar nadie es consciente de hacia donde vamos, es decir no hay visión sobre el futuro, y en segundo lugar no nos hemos dado cuenta de que ancho es el mundo, es decir, que las fronteras han dejado de existir, no para las personas pero si para los capitales, con todo lo que implica.

 

En el campo educativo recomiendo este artículo de Antonio Cabrales, que analiza el tiempo educativo y señala cómo los cambios sobre la jornada escolar en Chile, Dinamarca y otros países han supuesto un aumento del rendimiento de los estudiantes, y más todavía en aquellos países en donde junto a ello también se ha puesto en marcha mecanismos de evaluación del sistema y si se ha dotado de mayor autonomía a los centros para seleccionar a los docentes como para administrar los recursos disponibles. En este sentido ahí tenemos a Cataluña que pretende poner en marcha una iniciativa piloto para que los Directores puedan seleccionar a parte de los docentes.

Y un segundo artículo recomendado de Antonio Cabrales sobre el modelo de Escuela Sin Excusas, donde viene a recomendar que una escuela en la que trabajen duro alumnos y profesores es seguro que mejorarán los resultados escolares, es algo obvio. Esta escuela sin excusas debe tener cinco pilares: altas expectativas, más tiempo de clase, altas dosis de tutoría, información frecuente del profesor y el uso de datos para guiar la formación.

Es de imaginar que tiempo escolar, perfiles docentes y funcionamiento de las instituciones educativas, se convertirán en los próximos años en un campo de decisiones importantes, sobre todo si dentro de la propia institución, cada vez hay un mayor número de docentes, entre los que me incluyo, que exigen otro funcionamiento: mayor trabajo en equipo, mayor implicación del profesorado en su propio reciclaje y formación, una mayor democratización y apertura de las aulas, sistemas de evaluación válidos y eficientes........ ya se que no todo es culpa del profesorado, entre los que estoy, pero tampoco podemos estar continuamente poniendo excusas.